Dancing Dead.
La Perfo.
- Es un tributo.
- Morías por hacértela.
- No, moría por hacérnosla. Moría por hacerlo con él, moría por verle su cara y su barba enmarcando la perforación.
- Piensa en futuro.
- Es posible que mejor no piense en nada.
- Es posible, pero es más inquietante. Te generas más ansiedad.
- ¿Qué hago si me lo encuentro? ¿Qué hago si me busca? ¿Qué hago si lo veo y me nace correr y abrazarlo, besarlo y tenerlo entre mis brazos?
- Las cosas se dan. Si no se dan, jamás estuvieron.
No duele, fue rápido y lo mejor de todo es que seguía el olor a mota. Eran tatuadores energetizados por la weed. No me extrañaba tu aroma, si no me extrañaba el acto: el hitter, sus ojos y su pasividad. ¿Habrá marihuanotes violentos?
Negra, redonda y me clasificaron como ni tan padre, ni tan vistosa, pero se ve bien. Secas: bien.
No duele, pero ¡puta! Iba con un genio, con una cara. Triste, lastimoso y sereno. Total que si dolía, el suspirar era lo que me amedrentaba y dolía más. El tatuador tenía unas letritas en el párpado y el otro que me hizo la perfo, tenía una frase bastante indescifrable por debajo de la ceja; ni tenía ceja, ahora que recuerdo. ¿En el trabajo? Se sacaron de pedo cuando les dije.
- ¿Pero así, nomás así?
- Sí. Todo se acabó así de rápido. Como la perfo, no dolió al hacerme la herida, pero duele la cicatriz.
Ahorita eres una perfo.
La Cena Darks.
Y ahí estaba, a trece minutos de tu casa. Estaba a nada de poder encontrarte pero también de seguir hundiendo mi presencia. Preferí caminar hacia detrás el Mercado. La fiesta. Aromas a orín de gato y de incienso bizarro. Estaba Ricardo, de negro, con tenis. Estaba su amigo, de intelecto con suéter. Estaba su amiga, de piernas anchas y de perfo en la nariz. Me acordé de Anahí, su intensidad y su personalidad que enmarcaba en el desmadre pero que definía su límite: mi desmadre es con el cuate ve y chíngate tú, outdoor matey.
Estaba Juan Manuel. Lo ví, me vió y nos quedamos dispares. Comenzaron las miradas más aferradas y hasta después perguntaron “¿eres chef?” y sólo el reflejo de responder afirmativamente me detuvo en seco de responder “MALDITO STALKER”.
No pasó a mayores.
La reunión estuvo densa, lenta y sobre todo llena de nostalgia. Me sentí solo de nuevo pero a la vez estaba con mi conciencia humana. Estaba solo por que cada conversación me dirigía a ti. A tus juegos, a las patitas de las arañas que cuelgan de su vientre. A la historia de la Santa María y que ahora conozco que la Biblioteca que está en ese costado es en realidad la Casa del Dueño de la Plaza del Kiosco.
¿Qué voy a hacer sin ti? Hasta mingir en el baño me recuerda a tu persona.
Pero llegó el gato, llegó Erick y me confronté con el egoismo. Me miré al espejo, me pensé en las ojeras y me sentí “darks”.
Llegué a la mesa, había pan. Había modernas, había un gachupín, una gordia quieta, gatos entre las velas, pláticas diversas y debate de travestidos. Estaba todo para distraer mis memorias y conservarme en la cuestión de que no estaba solo, sino distraído.
Hablaron de temblores, de Björk, de gente con diarrea en sus días de evento y de mafias de la sociedad verde. No hablé de ti. Estuve tentado. Estuve muy tentado de mencionarte como uno de los artistas que ahí residen.
Estaba yo. Vestido de negro con verde. Estaba yo con ardor de garganta y estaba yo pensando en que volvería a casa pronto y que quizá esto de irme a fiestas ajenas me ayude un poco a no hablar de ti.
El Taxi.
Habló de que había fiestas en las calles. Sonideros que armaban el templete y la gente se disponía a bailar y creer que el mundo era una pista de baile y en el aire se contagiaba la música con el olfato y con la adherencia del sonido en los poros y no sólo con los oídos.
Me comentó que antes él estaba de ojete por donde vive Paulina. Que no era un ojetismo de agredir a la gente, sino que entre la fiesta, el final se confabulaba en romperse la madre. How 'Beat It' inspires the end of the mexican cholo's party.
Estaba tan cansado que sólo lo miraba por el retrovisor al comentarme del tianguis de personalidades que existen por esos rumbos. Preguntándome que haría yo por allá, sólo le respondí que buscaba casa.
- Cuídese, jóven. en la calle por aquí, hay mucho paranóico y mucho enfermo.
- No tiene una idea.
- Serían 180 hasta acá, joven. Ese taxi de ahí no me da confianza.
- No se apure, ahorita con lo que me cobra me quedo sin nada.
En Casa.
Chateando con Ricardo resumimos que si estuvo intenso. Chateando con Bruno resumimos que si estamos tristes. Abrazando a mi hermana me doy cuenta de que ellas saben, lo saben todo. Saben que el día de mañana me pondré en cuclillas y no querré moverme, como cuando era niño, mi berrinche supremo: estar en la Plaza pública de Monterrey, del Centro Histórico de San Miguel o del Atrio de la Basílica de Morelia y en cuclillas, negando que las cosas tenían que ser así.
Me va a costar un huevo dejar de hablar de ti.
Aunque el coraje fue enervante, el dolor es estático. Mi cama me esperaba y mi almohada me otorgó la tortícolis que antes usaba. Estoy donde antes, pero no como antes.
El mantra.
Víctor no es escencia, Víctor fue el momento. El momento es pasajero, el sentimiento es el que reside.
- Es un tributo.
- Morías por hacértela.
- No, moría por hacérnosla. Moría por hacerlo con él, moría por verle su cara y su barba enmarcando la perforación.
- Piensa en futuro.
- Es posible que mejor no piense en nada.
- Es posible, pero es más inquietante. Te generas más ansiedad.
- ¿Qué hago si me lo encuentro? ¿Qué hago si me busca? ¿Qué hago si lo veo y me nace correr y abrazarlo, besarlo y tenerlo entre mis brazos?
- Las cosas se dan. Si no se dan, jamás estuvieron.
No duele, fue rápido y lo mejor de todo es que seguía el olor a mota. Eran tatuadores energetizados por la weed. No me extrañaba tu aroma, si no me extrañaba el acto: el hitter, sus ojos y su pasividad. ¿Habrá marihuanotes violentos?
Negra, redonda y me clasificaron como ni tan padre, ni tan vistosa, pero se ve bien. Secas: bien.
No duele, pero ¡puta! Iba con un genio, con una cara. Triste, lastimoso y sereno. Total que si dolía, el suspirar era lo que me amedrentaba y dolía más. El tatuador tenía unas letritas en el párpado y el otro que me hizo la perfo, tenía una frase bastante indescifrable por debajo de la ceja; ni tenía ceja, ahora que recuerdo. ¿En el trabajo? Se sacaron de pedo cuando les dije.
- ¿Pero así, nomás así?
- Sí. Todo se acabó así de rápido. Como la perfo, no dolió al hacerme la herida, pero duele la cicatriz.
Ahorita eres una perfo.
La Cena Darks.
Y ahí estaba, a trece minutos de tu casa. Estaba a nada de poder encontrarte pero también de seguir hundiendo mi presencia. Preferí caminar hacia detrás el Mercado. La fiesta. Aromas a orín de gato y de incienso bizarro. Estaba Ricardo, de negro, con tenis. Estaba su amigo, de intelecto con suéter. Estaba su amiga, de piernas anchas y de perfo en la nariz. Me acordé de Anahí, su intensidad y su personalidad que enmarcaba en el desmadre pero que definía su límite: mi desmadre es con el cuate ve y chíngate tú, outdoor matey.
Estaba Juan Manuel. Lo ví, me vió y nos quedamos dispares. Comenzaron las miradas más aferradas y hasta después perguntaron “¿eres chef?” y sólo el reflejo de responder afirmativamente me detuvo en seco de responder “MALDITO STALKER”.
No pasó a mayores.
La reunión estuvo densa, lenta y sobre todo llena de nostalgia. Me sentí solo de nuevo pero a la vez estaba con mi conciencia humana. Estaba solo por que cada conversación me dirigía a ti. A tus juegos, a las patitas de las arañas que cuelgan de su vientre. A la historia de la Santa María y que ahora conozco que la Biblioteca que está en ese costado es en realidad la Casa del Dueño de la Plaza del Kiosco.
¿Qué voy a hacer sin ti? Hasta mingir en el baño me recuerda a tu persona.
Pero llegó el gato, llegó Erick y me confronté con el egoismo. Me miré al espejo, me pensé en las ojeras y me sentí “darks”.
Llegué a la mesa, había pan. Había modernas, había un gachupín, una gordia quieta, gatos entre las velas, pláticas diversas y debate de travestidos. Estaba todo para distraer mis memorias y conservarme en la cuestión de que no estaba solo, sino distraído.
Hablaron de temblores, de Björk, de gente con diarrea en sus días de evento y de mafias de la sociedad verde. No hablé de ti. Estuve tentado. Estuve muy tentado de mencionarte como uno de los artistas que ahí residen.
Estaba yo. Vestido de negro con verde. Estaba yo con ardor de garganta y estaba yo pensando en que volvería a casa pronto y que quizá esto de irme a fiestas ajenas me ayude un poco a no hablar de ti.
El Taxi.
Habló de que había fiestas en las calles. Sonideros que armaban el templete y la gente se disponía a bailar y creer que el mundo era una pista de baile y en el aire se contagiaba la música con el olfato y con la adherencia del sonido en los poros y no sólo con los oídos.
Me comentó que antes él estaba de ojete por donde vive Paulina. Que no era un ojetismo de agredir a la gente, sino que entre la fiesta, el final se confabulaba en romperse la madre. How 'Beat It' inspires the end of the mexican cholo's party.
Estaba tan cansado que sólo lo miraba por el retrovisor al comentarme del tianguis de personalidades que existen por esos rumbos. Preguntándome que haría yo por allá, sólo le respondí que buscaba casa.
- Cuídese, jóven. en la calle por aquí, hay mucho paranóico y mucho enfermo.
- No tiene una idea.
- Serían 180 hasta acá, joven. Ese taxi de ahí no me da confianza.
- No se apure, ahorita con lo que me cobra me quedo sin nada.
En Casa.
Chateando con Ricardo resumimos que si estuvo intenso. Chateando con Bruno resumimos que si estamos tristes. Abrazando a mi hermana me doy cuenta de que ellas saben, lo saben todo. Saben que el día de mañana me pondré en cuclillas y no querré moverme, como cuando era niño, mi berrinche supremo: estar en la Plaza pública de Monterrey, del Centro Histórico de San Miguel o del Atrio de la Basílica de Morelia y en cuclillas, negando que las cosas tenían que ser así.
Me va a costar un huevo dejar de hablar de ti.
Aunque el coraje fue enervante, el dolor es estático. Mi cama me esperaba y mi almohada me otorgó la tortícolis que antes usaba. Estoy donde antes, pero no como antes.
El mantra.
Víctor no es escencia, Víctor fue el momento. El momento es pasajero, el sentimiento es el que reside.
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