Satan Is My Motor.
Sheep Go To Heaven.
Libertad. Doce horas completas de estar en libertad propia, en una habitación propia y en una mente propia. Fluye en mi una tranquilidad bien buena; es una buena droga eso de convencerte de que los pesares son sólo una pasajera nube negra en cuestión personal, ya que las lluvias están tan pedorras que tengo que estar huyendo por que en esta casa, abundan las goteras y la lluvia fría me hace perder la serenidad, así como el tener que recrear mi playlist, que gracias a ti, Vic, tengo un disco duro que estpa transportando mis sensaciones más intensas como el Vespertine o el Prolonging the Magic que está ambientando este post. By the way: la música es para mí lo que para cualquier persona es, pero al menos en este estado de quietud, puedo decir que las canciones tienen un significado superior.
Telephono.
Una llamada y los días grises y las cosas perdidas y el temor a no rconocer tu voz, el perdón jamás entregado y el pedacito de España, están seguros ahora con el simple hecho de escucharte.
También fue triste enterarme de la muerte de Omar pero es un contraste, como cuando las cosas necesarias ocurren en una posibilidad remota. Como diría este hombre que al lanzar una rana a una sartén con aceite hirviendo: la rana por instinto saltará lejos, dejando medio cuerpo pegado al sartén, pero salvando su vida.
Lamento decirles que la vida es un T-fal grandote hirviendo 30 años de aceite de Canola hasta que dejamos medio pellejo en ello, media vida.
Si no fuera por el iPhone, jamás me hubiera creado el hábito del ajedrez y jamás me hubiese enterado del bloqueo, del ocio y de las canciones sin nombre que pasaban en mi entorno cotidiano. Es un amor - odio. El día en que mi iPhone aprenda a comunicarse conmigo cuando esté de malas con la tecnología o me enseñe a no perder las llaves y que no dudo que ya existan aplicaciones para eso, pero, el día en que esa lata me enseñe a lograr eso, seré agradecido con Apple. Mientras, ¿Steve Jobs qué? Por ende, reconozco que en eso de las tecnologías, prefiero aprender lo más viejo, por cuestión del Diablo ya conocido.
Lo necesario.
¿Qué sería lo necesario para mí en cuestión de una pareja?
Admito que disfruté coger la mayoría del tiempo y reconocer muchas sensaciones que antes me parecían muy remotas, entons, sexo, ok. Sexo cada tercer día, más ok.
Una sandwichera para hacerme sándwiches de brócoli con queso; una colección de películas de terror. También servilletas y sobre todas las cosas: que sea libre de ser como bien quiera ser. Sin pretensiones, sin perversiones escondidas por el bien común. Creo que aprendí a enamorarme del entero y no sólo del físico. Más bien, ¿cuándo chingados me he entretenido con el físico?
Me falta mucho por vivir.
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